viernes, 31 de diciembre de 2010

Las aulas de clases no conocen fronteras

Transcribimos un artículo aparecido el día de hoy en El Mercurio On Line.

Un nuevo concepto educacional, en el que alumno y profesor no sólo no se conocen, sino que están a kilómetros de distancia e incluso hablan distintos idiomas, está naciendo: El outsourcing educativo.

Princeton John tiene 14 años y vive en Illinois, Chicago. Su día ha sido complicado. Ha estado toda la jornada en el colegio y ahora que por fin ha llegado a su casa, tiene que seguir estudiando. No le va muy bien en geometría y por eso sus padres decidieron contratar un profesor particular.
Princeton está descalzo y se instala junto al computador con un micrófono y un software especial que le permite comunicarse con su tutor, que no es un alumno de ingeniería que está tratando de juntar unos pesos más o algún profesor de su colegio. La única manera en que Princeton y su tutora pueden comunicarse es a través de internet. Y es que ella vive a miles de kilómetros de distancia, en India.
Koyampurath Namitha ha tenido que llegar a las 4:30 de la madrugada a su lugar de trabajo. Sentados en los cubículos vecinos hay más de dos docenas de tutores online, que apenas dan abasto para el nuevo fenómeno del e-tutoring, que está consolidándose en Estados Unidos.
La externalización de servicios tecnológicos hacia países extranjeros, especialmente los asiáticos que cuentan con mano de obra altamente calificada pero muy barata, ya estaba instaurada hace rato, especialmente en India. La industria movió el año pasado nada menos que 17,2 billones de dólares. Pero la externalización educativa ha venido a cambiar radicalmente el concepto tradicional de aprendizaje.
Desde que George Bush aprobó la ley NCLB (No Child Left Behind), en la que se estableció que niños de escasos recursos podrían acceder a clases particulares gratis, el e-tutoring ha entrado con fuerza en Estados Unidos.
Se calcula que, como Princeton, hay miles de estudiantes norteamericanos asistiendo a tutorías con personas que se encuentran físicamente en India.
El proceso es el siguiente. Alumno y profesor se saludan y establecen una pequeña conversación. Luego, en la pantalla del estudiante aparece una "hoja" con ejercicios de geometría. Ambos utilizan los micrófonos y audífonos para comunicarse verbalmente. Pero también se valen de mensajería instantánea y lápices digitales que les permiten trabajar en los ejercicios, subrayar la información relevante y borrar los errores. El estudiante también puede utilizar un escáner para enviar copias de los ejercicios o las pruebas que le han hecho en su colegio y que no entiende, para que su profesora india le ayude a resolverlos.

Tremendo potencial

Las primeras apuestas por el outsourcing educativo comenzaron tres años atrás y ya hay miles de profesores indios ayudando a alumnos norteamericanos en áreas como matemática, ciencia o inglés. Y el bolsillo lo agradece. Un profesor particular connacional cobra entre 40 y 100 dólares, mientras que un indio sólo pide entre 15 y 20 dólares.
La externalización de la educación es un área que tiene grandes posibilidades de expansión. Se sabe que India tiene muy buenos profesores, especialmente en Matemáticas y Ciencias.
Además, se estima que la industria del outsourcing educativo movió cerca de 10 millones de dólares el año pasado, el 80% proveniente de Estados Unidos.

Empresas indias están haciendo importantes inversiones en materia tecnológica, para permitir que los estudiantes y profesores se puedan comunicar a través de salas de chat especialmente diseñadas y servicios telefónicos basados en la red.
Pero las críticas no se han hecho esperar. Por ejemplo, los únicos estudiantes que pueden acceder al servicio son los que cuentan con conexión de banda ancha, lo que deja fuera a muchos jóvenes.
Algunos profesores también opinan que el contacto personal con los alumnos es un elemento fundamental en el proceso educativo, y que por eso este tipo de clases no son tan completas como las normales.
Otro tema importante es la certificación de estos profesionales, ya que a distancia resulta más complicado probar la calidad académica.
Las diferencias culturales y comunicacionales también podrían entorpecer el proceso de aprendizaje.
Además, hay que soportar los clásicos problemas que hay que asumir frente a un computador. A veces el alumno debe repetir las preguntas más de una vez porque el profesor no logra escucharlo. Y los computadores suelen congelarse, lo que atrasa todo el proceso.
A pesar de esto, el outsourcing educativo ha llegado definitivamente para quedarse.





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